"Los dos libros", una reflexión de Dante Gebel para cerrar el día

"Los dos libros", la reflexión de Dante Gebel para terminar el día

El conductor Dante Gebel aprovechó los minutos finales para hablar del poder de los pensamientos en las personas.

"Y este es el momento donde reflexionamos juntos o nos tomamos unos minutitos para pensar nuestra bitácora, para reflexionar un poquito acerca de la vida, acerca de qué estamos haciendo, que era justamente lo que estábamos hablando con Repetto", comenzó diciendo Dante Gebel, minutos antes de finalizar su segundo programa. 

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La reflexión completa de Dante Gebel sobre "los dos libros" 

Hay una leyenda del libro La encuadernadora de libros prohibidos, que es de Belinda Starling, que dice que existe la creencia de que San Bartolomé, patrono de los encuadernadores, le ofrece a cada alma, poco antes de nacer, dos libros. La creencia popular, un mito, pero viene a cuento. Entonces el primer libro tiene una tapa de cuero marroquí con filigranas de oro, papel de Holanda. El otro tiene una tapa común ordinario y tras elegir uno, el alma se encarna en el mundo de los vivos, donde al fin va a poder abrirlo. Y dice la historia que quienes eligieron el primero de los libros van a ver que ya existe un texto en su interior donde se revelan todos los pasos que tienen que seguir al pie de la letra hasta el fin de sus días. Entonces, cuando la muerte viene a visitarlos, la encuadernación del libro estará dañada de tanto uso.

Las páginas se habrán soltado, las letras apenas van a ser visibles. Sin embargo, quienes optaron por el segundo volumen van a encontrar todas las páginas en blanco que tienen que ir rellenando con las decisiones que tomen libremente, siendo del primer momento dueños de sus propias vidas. Y a medida que las páginas vayan siendo escritas, el libro va adquiriendo, casi por arte de magia, un aspecto más lustroso, más lujoso si se quiere, no? Y al final, cuando les toque partir. El tomo será tan maravilloso y tendrá tales proezas que pasará a formar parte de la gran biblioteca del conocimiento humano. Me encanta la historia porque tiene que ver con lo que hablábamos recién con Repetto. ¿Qué hacemos con nuestras vidas? ¿Qué queremos hacer con nuestra vida? ¿Qué libro vamos a elegir? ¿El que ya nos viene escrito como un preconcepto o el que viene con páginas en blanco? Preguntas que tenemos que hacernos.

¿Estamos viviendo la vida que queremos vivir? ¿Estoy viviendo mi propia vida o la vida que hubiese querido que viva mi viejo, por ejemplo? Porque no es fácil elegir. No es fácil decidir. Hay presiones, hay miedos, inseguridades. Hay mucha gente que sigue una carrera porque era la que mamá quería que siguiera. Hay otra gente que se casa con gente porque es la persona que le gustaba a mi papá, que sé yo. Y uno piensa, se da manija, piensa miles de cosas, ideas, soluciones, fantasías, preocupaciones. Y a veces esos pensamientos están como pregrabados, son como creencias o sé que producimos todo lo sabía. Producimos más de 50 mil pensamientos sin parar al día. Pero no tiene que hacerle caso a todos, porque no todos son útiles y no todos son nuestros. La mayoría son heredados.

Entonces uno tiene que aprender a vivir su propia vida. Por eso me gustó. Viste que Nico dijo Me gustaría que cuando me toque partir, ponga hizo la de él, hice la mía. Y yo creo que no todos pueden darse ese privilegio, no, porque muchos dicen bueno, vivo la vida que me tocó. Sí, pero a ver, a veces es como ir en un micro de excursión lleno de turistas y vamos recorriendo unos paisajes increíbles, pero con las cortinas de las ventanas cerradas. Entonces, en lugar de de mirar el paisaje, no podemos porque estamos discutiendo quién se tiene que sentar en el primer asiento, quién se sienta en el fondo, quién se sienta con quién, quién al lado la ventana, quién va en el pasillo y seguimos hasta el final del viaje.

¿Che, te gustó o viste algo y no corriste las cortinas? Bueno, la vida es así. Uno puede estar todo el tiempo enfocado en pagar los gastos, en trabajar, en parar la olla, lo cual está bien, es digno, pero al final nos gusta la vida que estamos llevando. Nos pusimos a pensar qué hacer o nos dejamos llevar por la queja, la resignación o qué se yo. Como la vida me va llevando a algo, siempre hay que cambiar, se puede cambiar. Hay una frase maravillosa. Creo que se la escuché a mi vieja la primera vez que decía De la vida te llevas lo que diste. Pero dejas lo que hiciste. Entonces, la vida que te estás llevando en la vida que hubieses elegido para vos preguntas para hacer lo que están buenas. La pregunta es  válida no, porque es cierto que tenemos responsabilidades. Porque capaz que estás pagando un crédito. Le estamos dando de comer a nuestros hijos. Hay mucha gente, familia que depende de nosotros.

Yo sé que alguno está pensando y no tengo tiempo para ver si me gusta la vida. El único que sé que hay que laburar es cierto, pero no menos cierto que cargamos con muchas cosas que capaz que podríamos desprendernos para para aliviar la carga. Porque hacemos a veces actividades que heredamos. Pues ya ves en qué coinciden las personas que llegan a vivir más de 100 años. Las longevas, los veteranos que están tan bien de salud y dicen un día me voy a dormir y palmaron, pero ni siquiera se enfermaron. Bueno, mi abuela era así. Saben qué coinciden? Hicieron un estudio que reúne una serie de características comunes. Y no lo vas a creer. Entre esas características está la testarudez. Los investigadores de la Universidad de California y la Universidad de Roma, La Sapienza, analizaron la salud física y mental de 20 habitantes de entre 90 y 100 años de silencio, que es una región de Italia donde es conocida por la longevidad de sus vecinos.

Los participantes tuvieron que rellenar una serie de cuestionarios, fueron sometidos a largas entrevistas, se les conversó, se les hizo charla sobre migraciones, eventos traumáticos y creencias. Y los expertos le preguntaron amigos de ellos sobre los rasgos de la personalidad de los participantes. Y los describieron como dominantes, testarudos, cabeza dura, pero también descubrieron que estos ancianos tenían la característica de la resiliencia. La capacidad de adaptarse a los cambios permite que nuestros abuelos no la tuvieron fácil. Nuestro viejo tampoco. Pero pasaron por depresiones.

Tuvieron que emigrar. Perdieron a sus seres queridos. Entonces esta gente, para poder seguir adelante, tuvieron que aceptar aquellas cosas que no podían cambiar y tuvieron que luchar para las cosas que sí podían cambiar. Y tuvieron que tener un, digo yo, una alta resistencia a la vida, a las cosas, a los infortunios, a las tragedias. Sí, creo que uno a veces juega con las mismas cartas cuando podría mezclar y barajar de nuevo, porque a veces no nos limita la realidad, sino nuestras propias creencias, ¿no? Entre las dos orejas está lo que nos limita. A veces nos quejamos lo corta que es la vida cuando el problema está que empezamos a vivirla tarde. Yo leí una frase hace unos años que decía No todos los que han muerto realmente han vivido. Y no siempre la fecha de defunción coincide con la fecha en que la gente se muere. 

Yo conozco a mucha gente que se va de esta tierra a los 70 años, pero se empezó a morir a los 40. Entonces respirar no es necesariamente estar vivo. La vida nos tiene que sorprender viviendo la muerte nos tiene que sorprender viviendo. Y la vida también. Ocote Bistec fue un poeta y escritor ugandés. Y según él, dice que las personas nunca vamos a ser completamente libres. O sea, llegamos libres a la cuna, salimos del útero libres y después viste que el contexto social, el entorno religioso, político, nos va moldeando de a poquitito. Entonces nuestra tarea no es sólo asumir lo que nos dieron, sino crear a partir de ahí. Tenemos que elegir qué aceptar de esa transmisión de valores. Me explico. O sea, uno nace en una casa con un entorno que te enseñan un montón de cosas y uno las toma como palabra santa. No siempre es así todo. A veces uno tiene que pasarlo por el tamiz, por el colador.

Esto me sirve, esto no me sirve porque sabemos cuáles son nuestros orígenes, pero tenemos que tenemos el derecho de construir el tipo de vida que deseamos. Pues si no vamos a a construir la vida de otro. Muchos heredamos costumbres, nuestros viejos, de nuestros abuelos. Y menos mal que cambiamos. Menos mal, porque había cosas que antes hacíamos la vista gorda. Está bien porque así era mi viejo, así era mi abuelo. ¿Te acordás cuando nuestros viejos no nos abrazaban? En mi caso. Y la vieja decía bueno entenderlo, papá fue creado a la antigua. Por eso no abraza. Pero en algún momento hay que cambiar ese estigma era bueno. Puedes repetir el patrón. Y yo también soy frío con mis hijos porque fueron frío conmigo, porque mi abuela era fría con mi viejo. En algún punto esas cosas hay que cambiarlas.

A eso me refiero con que uno nace libre y después se va atando a las creencias, se va atando a lo que creemos que está bien, pero lo queremos nosotros. A lo mejor no está necesariamente bien. Digo porque me gustó y reflexionar acerca de la libertad, de cómo la vivimos. Libertad no es libertinaje. Libertad es ser honestos con nosotros mismos, mirarnos al espejo y que nos guste la persona en la cual nos estamos convirtiendo. No estar atados a creencias, a lo que me dijeron, a lo que me parece, porque al fin y al cabo, eso después termina limitándonos y quitándonos la felicidad. Por eso más que nunca me encantó. Y la charla con Nico, porque pudimos hablar justamente de eso.

¿Qué nos hace feliz? ¿Cuando él dijo cuántos caramelos quiero tener en la heladera? Bueno, ¿qué es lo que nos hace felices? Esa es mi creencia, esa es mi decisión. A mi viejo le hacía feliz otra cosa. Yo decido que esta es mi felicidad y eso creo que es uno de los regalos más lindo que nos pudo haber dado Dios el libre albedrío, el decidir qué voy a hacer con mi vida. Señoras y señores, gracias por estar ahí. Gracias por acompañarnos. Gracias por estar siempre firme como talón de oso.

Que Dios te bendiga y que tengas una divina noche hasta el martes que viene. Chao.

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