La reflexión final de Dante Gebel sobre arriesgarse a lo imposible
El conductor habló de la importancia de creer en nosotros para cumplir objetivos
6 de julio de 2022
Cada cierre de La Divina Noche de Dante tiene como objetivo final hacernos reflexionar sobre aquellas cuestiones que por ahí ocupan demasiado lugar en nuestras mentes y no nos dejan pensar con claridad. Su experiencia al mando de la iglesia de River Church hace que el conductor se sienta cómodo llevados temas de tal profundidad. Este pensamiento tiene como principal objetivo motivar a sus fieles televidentes a cumplir sus sueños.
"Todos en la Universidad de California sabían que el que sacaba la nota más alta en el examen final sería el nuevo asistente del profesor de matemáticas", comienza relatando el conductor. "Era el sueño de George Dansig y esta era su oportunidad. El día del final, George estudiaba y repasaba concentrado antes de entrar, y cuando miró su reloj, se dio cuenta de que ya estaba quince minutos tarde. Rápidamente, corrió a la clase y entró. Trató de disculparse por su demora, pero el profesor lo hizo callar, le dio los exámenes y que empiece", continua.
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“¡George Dansig! ¡Usted ha hecho historia en la matemática! Este iba a ser un examen difícil, y se los advertí a los demás antes de empezar, pero usted llegó tarde", termina la feliz historia en la que se apoyó Gebel para alentar a aceptar los desafíos que se nos presenten con tal de ir por nuestros anhelos. "Habrá tormentas, pero será nuestra actitud hacia esas tormentas lo que nos llevará en una dirección u otra, no la tormenta en sí. Vamos a ver problemas, pero no permitamos que nuestros ojos se queden enfocados en ellos. Busquemos respuestas a los problemas, una nueva perspectiva, una mirada distinta", asegura.
"Si estamos buscando algo bueno, veremos lo que es bueno. Si siempre estamos buscando qué anda mal, vamos a ver todo lo que está mal. Recuerden al abejorro. Según las leyes de aerodinámica, debería ser científicamente imposible para el abejorro volar. El tamaño, el peso y la forma del cuerpo en relación con sus alas, lo hace teóricamente incapaz de levantarse del suelo. Pero nadie se lo ha dijo al abejorro, ¡así que vuela igual!", terminó Dante.